Israel confirmó la muerte accidental de tres rehenes en un ataque llevado a cabo por las propias Fuerzas de Defensa (FDI). Los cuerpos de las víctimas, identificados como el soldado Nik Beizer, Ron Sherman y el civil Elia Toledano, fueron recuperados en una red de túneles en el campamento de Jabalia, al norte de la Franja de Gaza.
Según medios locales de Israel, oficiales de las FDI notificaron a las familias de las víctimas que el ataque en cuestión resultó en la muerte de los tres rehenes. Los cuerpos de Beizer, Sherman y Toledano se hallaron junto con otros dos rehenes en dichos túneles, supuestamente vinculados con la residencia del comandante de la brigada norte de Hamás, Ahmed Ghandour.
Posteriormente en enero Israel rechazó las alegaciones de Hamás de que la muerte de los rehenes se debió a un ataque aéreo israelí, argumentando que los informes patológicos indicaban la ausencia de signos de trauma o disparos. Las investigaciones iniciales también afirmaron que los militares no tenían conocimiento de la presencia de estas personas en la zona durante los ataques.
La madre de uno de los soldados fallecidos habría acusado previamente al gobierno israelí de poner deliberadamente en peligro la vida de los sometidos. En este sentido, el reconocimiento por parte del sionismo marca un giro en la narrativa oficial y resalta los complejos y trágicos resultados de las operaciones militares en zonas de conflicto.
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